Poco me apetecía comer ayer al llegar a destino y una triste ensalada no fue suficiente para pasar la tarde, incluso pensaba que algo me estaba rondando pues las sensaciones no eran buenas del todo.
Por si acaso nos fuimos a una farmacia en busca de Paracetamol que finalmente no hizo falta tras cenar una buena tostada de jamón.
Así que después de cenar nos fuimos ya con mejor cuerpo al Hotel Gaudí a preparar la etapa de hoy entre Astorga y Molinaseca.
Las previsiones no eran buenas y si bien parecía que amanecería sin precipitaciones, todo indicaba que llovería a las 11 en la zona del final de etapa.
Los 45 km que separan los dos puntos quedan divididos en la ascensión a la Cruz de Ferro para acabar con un rápido descenso hasta Molinaseca.

Así que pensamos que lo mejor sería aprovechar para salir pronto y sin miramientos para aprovechar la bonanza matutina de climatología. A las 9 tras hacer un café con croisaant arrancamos.

El inicio de la etapa al salir de Astorga es constante subida sin mucho desnivel pero unido a la gran cantidad de peregrinos dado que hemos salido más temprano de lo habitual, nos obliga a ir sorteando gente.
Aprovechamos la ventaja del empuje eléctrico que si bien corta a 25 km/h, intentamos ir a ritmos superiores siempre que podemos. Volamos hasta Rabanal del Canino donde el desnivel y las piedras nos llevan a la Cruz de Ferro.
Suerte hemos tenido de no pinchar con tanto canto afilado dada la velocidad que llevábamos que apenas permitía elegir la trazada mientras esquivábamos peregrinos.
Sorprendentemente el tiempo nos ha acompañado si bien el sol no aparecía y hemos llegado a la Cruz. Foto de rigor y dadás las previsiones de agua a las 11 nos hemos lanzado locamente para llegar sin catar el agua.

Al llegar a Manjarin hemos intentado parar a hablar con Tomas el Templario pero nos hemos tenido que confirmar con su becario que tiene allí, nos ha enseñado las placas solares que Amazon les ha traído con las que abastecen las mínimas necesidades.
Casi dejándolo con la palabra en la boca hemos arrancado los 15 últimos km con puntas de 80km/h que solo las ha frenado algún coche delante y los goterones que prometía la previsión.
A las 11 h teníamos la faena hecha y vergüenza nos daba llegar al hotel antes que las maletas. Pasamos por la puerta del The Way Hostel y Diego propone seguir 15 km hasta Ponferrada dada la premura y así hacemos sabiendo que nos arriesgamos a que el agua nos dé de lleno.
Por suerte libramos y nos presentamos en la plaza del Reloj y los aledaños del Castillo de los templarios donde hacemos un café y regresamos a Molinaseca. Son las 12 h y estamos haciendo el Check-in. Ducha y directos al Restaurante Donde Maria recordando al Bull comiendo su Chuletón y el pulpo que ya hemos catado otras veces.
Se nos viene el mito abajo cuando el chico que nos atiende nos dice que no chuletón ni pulpo, que Maria su madre se ha jubilado y él no se habla con los pulpos, por suerte nos da idea de ir a Las Meigas que nos atienden fenomenal con un Risotto y escalope delicioso. Postre y café.

Por cierto, el hotel perfecto pero ya no disponen del parking para bicicletas y las has de bajar al sótano de la cocina, la cara del jefe mirando como manchas la pared no tiene precio. Para la próxima vez le traemos unos Redoxones para que espabile porque parecía que estaba en AM y nosotros en FM. Si está el Bull le da una hostia para que despierte.

Mañana nos toca llegar a Triacastela, ya en Galicia y con el ascenso al Cebreiro. El tiempo dice agua todo el día así que los 85 km pueden ser molto longos.

Veremos
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