Todos los augurios prometían etapa mucho más agradable y cómoda que la anterior pero finalmente no se han cumplido 100%,
La mañana no prometía muy bien pues nada mas empezar una mala ingesta de una vitamina hace que retrase la salida a mis compañeros que además han de ir a desayunar por lo que decido una vez montado en la bicicleta, que vayan ellos a desayunar que yo quiero empezar a rodar y ya me alcanzarán.
Nada mas empezar, las típicas bodegas de Irache donde mana el vino de la pared y sale por la fuente. Parada obligatoria.
Sigo pedaleando y disfrutando de una etapa como bien nos habían dicho, plácida y muy divertida con sube-bajas constante. La música me ayuda a devorar km a la espera de que mis compañeros aparezcan como lobos por detrás.
Una breve aparición de la lluvia pasada la población de Los Arcos no nos hace imaginar lo que nos esperaba.
Llegada a Logroño, paseo por las calles y parada obligatoria en el pantano. Precioso lugar.
Llego a Navarrete y pasada la población me alcanza Roman que me alerta de que Jose Antonio le apetece una Coke con lo que damos media vuelta y hacemos parada en Navarrete.
A partir de ahí todo va a cambiar. Llevamos 60 km y la etapa la finiquitamos con 95. Parece que tenemos ganada la cena, una ligera tachuela nos espera antes de llegar a Santo Domingo de la Calzada y cuatro largas rectas sin desnivel alguno.
El elemento acuoso, el granizo, el viento y el frío aparecen como las flechas amarillas que surgen en cada esquina.
A duras penas conseguimos llegar a Ventosa pero una vez allí aprovechamos un túnel para refugiarnos y sacar artilugios varios que nos ayuden los 25 km que nos restan. Se agradecen los plásticos de port aventura pero llegamos a Nájera y en una plaza de mercaderes, lloviendo a mares, gafas mojadas, garmin mojado que dificultaba de todas todas poder navegar ni saber por donde íbamos, en un cruce me equivoco y ante el grito de mis compañeros, pensando que con dar media vuelta ya estaba ZAS !!!! Aparece el hombre del saco por detrás, me engancha por la espalda y no me da tiempo nada más que a sacar los pies de las calas y ver que el saco se ha enrollado en la rueda trasera, piñones, freno de disco, etc… La primera sensación era que los cascos del telefono se habían enrollado y de ahí pensar que me estirara algo.
Mi silbido y grito lamentablemente no lo escuchan mis compañeros con lo que paro como puedo, desmonto rueda y consigo arrancar literalmente a trocitos de plástico de la transmisión.
A partir de ahí, todo mal, la lluvia me cala la ropa y la tachuela que parecía que iba a ser de risa es infernal con granizo, frío y un viento que no dejaba rodar a más de 8 km/h.
Finalmente el santo se apiada de mí y me permite hacer la última ascensión a Cirueña, quedan solo 5 de meta. Ya sin lluvia pero me deja de aliado al viento que amablemente lo acompaño de frente hasta Santo Domingo. Llegando arriba he de parar porque una piedra se ha colado en el camino y la llevo desde no se donde y no entra la cala. Calado hasta arriba consigo quitarla con el multiherramientas, la guardo de recuerdo y prosigo la marcha.
Por tanto una etapa que recordaremos con disfrute los primeros 60 km y sufrimento peregrino total los 35 restantes.
Una vez duchados y aposentados en el hostal La Catedral, nos organizamos para ir a degustar unos pinchos el El Capote
y acabar cenando en el restaurante de al lado donde unos quedamos más satisfechos que otros.
Mañana más. Escribiremos desde Tardajos.
PD: la aventura es genial !!!!!