Molinaseca-Triacastela o lo que es lo mismo, después de bajar la Cruz de Ferro, sube el Cebreiro y baja a Triacastela.
82 km distan estas dos localidades que tienen en común que son los puntos bajos de las dos subidas míticas del camino de Santiago. La Cruz de Ferro y El Cebreiro, si bien puede que sean más duras otras que hemos dejado atrás, recuerdo el Perdón, cruzar los pirineos … quizás la cecanía a Santiago hacen que éstas dos seán las más escuchadas.
Después de la reparación de ayer de la bicicleta de Jose Antonio que por cierto ha ido fenomenal, cenamos y muy bien en Casa Marcos en el mismo Molinaseca y hoy al levantarnos he pensado que mejor colocar pastillas nuevas que he agradecido ya que teníamos que montar porta-bidon también a Roman.
Todo ello ha hecho que la salida se retrase 15 minutos y que de repente los pronósticos de lluvia se corroboren pues hemos salido ya con lluvia, calados en solo 5km pero al llegar a Ponferrada curiosamente nos da una tregua el tiempo y nos permite rodar sobre mojado pero sin que llueva durante bastantes km.
Hasta el km 50 de la etapa poco más a señalar, pocas fotos ya que cada vez que paramos cojemos frio pues chispea y se nota que no nos hemos secado desde que hemos salido.
Aprovechamos para sacar dinero en Villafranca del Bierzo en el km 40 y en ese momento Roman ya empieza a oler a Galiza con lo que las piernas le van solas y se va separando poco a poco. Me quedo con Jose Antonio que gracias a sus patas me lleva como un señor hasta las faldas del Cebreiro, justo en Las Herrerias. Dadas las condiciones climáticas lo mejor era no parar para no cojer frio.
Parada para avituallarnos en Las Herrerias y para arriba.
Sabía de las alternativas que hay en subir el Cebreiro, la original por donde van los caminantes, la carretera cementada y la carretera asfaltada. No tenía nada claro que alternativa tomar, lo que si que hablamos en la base del puerto es que teníamos que coronar y bajar rápido a Triacastela, nada de esperas. Por tanto que cada uno fuera a su ritmo.
En el momento de elegir, sin saber que camino tomar… TI TI RI RI TI…. TI – TI, así arrancaba carcajadas a Marco y Abril su yayo Antonio que dejó de hacerlo hace 2 años y que desde arriba los guia. Pues bien, ese TI TI RI RI TI lo he escuchado en ese cruce y lo he tenido claro, vete por el camino original, da igual que te llueva, da igual tener que bajarte de la bici por el barro, las mostas de vaca, las resbaladizas losas de piedra. Vete por el camino que el Yayo Antonio te ayudará.
Así lo he hecho y no me arrepiento para nada y estoy seguro que se sentirá orgulloso, recuerdo también como se reía cuando le contaba anecdotas. Así comienzo las primeras rampas con rayos de sol, aprovecho para inmortalizar algún momento, son impresionantes los parajes, tanto que te quedarías toda la mañana fotografiando pero lo que está claro es que hay que llegar a destino pues estoy calado de agua si bien no llueve en ese momento.
Acaba el tramo super técnico de piedras de subida justo con un rebaño de Vacas guiados por León el Perro y el pastor al que filmo con la GoPro me comenta que lo peor ya está, pero que quedan 5 km de sendero jajajaja.
Nada más llegar a la aldea de la Faba todo cambia, aprovecho para coger agua de la fuente y empiezan a caer gotitas, gotas y el diluvio. Estoy a 1100 m y he de subir a 1370 en 5 km, se que va a ser duro pero ya no hay vuelta atrás. A todo ello se le suma un viento huracanado de costado que se aprovecha de mí. Lo curioso es que ante tal caos sé que lo voy a conseguir.
Llego a la cima del Cebreiro, recuerdo del viaje que hice con mi amigo Jose Ramón (Gracias amigo, pues pensar en tantas historias que tenemos juntos me ha ayudado a pasarlo) que no puedo cantar victoria pues queda subir el Alto de San Roque y el Poio. El problema es el agua que está cayendo y no hay tiempo para pararse mucho rato así que directo al siguiente punto.
Llegado al alto de Poio, no quedan más que 12 km de pista hasta Triacastela, chispea y los excrementos de vaca abundan cada vez más así que sortear las lisas piedras más las mostas empieza a ser divertido / complicado, sin darme cuenta llego a la puerta del Complexo Xacobeo donde tenemos fin de etapa y donde está Marc sentado con la satisfacción del buen trabajo hecho también.
Esto cada día es una aventura, ya no recordamos como algo horrible la etapa del Perdón, ésta puede que por acumulación sea más épica.

Sin dudarlo mucho, acudimos al restaurante del Complexo Xacobeo donde para no perder la tónica recuperamos lo perdido si es que hemos perdido algo. Un acierto total este sitio.

Estamos en Galicia y mañana llegamos a Palas de Rei.

Buen camino.

 

© 2023 Juan Carlos Avalos