Para este 2018, tras la buena experiencia del año pasado, nada más acabar el Camino Francés no teníamos en mente otra cosa que repetir cuanto antes.
Así que dicho y hecho, solo hemos necesitado dejar pasar el tiempo para vernos involucrados en la aventura de nuevo.
Unos WhatsApp cruzados entre los integrantes del grupo allá por el mes de Octubre dió por resultado el reto que tenemos para el 2018: Vuelta al Camino, esta vez la ruta del Norte pero con la Variante del camino Primitivo pues así lo propuso Roman y así ha sido planificado.
Misma filosofía, mismos integrantes, mismas ilusiones si cabe. La única diferencia este año es la ausencia de Marc que para este año no nos acompañará. Echaremos de menos su compañía, sus salidas y la risas del año pasado.
Así pues, una vez cerrado el recorrido, nos pusimos a buscar fechas. Repetimos la misma semana que usábamos para ir a la Titan Desert y una vez agendado al calendario, empezamos con la infraestructura.
En esta ocasión será Correos quien nos transporte el equipaje entre etapas que marcamos en función de los días que disponemos.
A semejanza del año pasado, nos hubiera gustado iniciar desde Irún como punto típico de inicio de todo Camino del Norte, no obstante la bibliografía nos apunta a que esta variante del camino va a ser algo más lenta que el camino Francés sobre todo la parte por la que transcurre el Camino Primitivo que cojeremos al llegar a Oviedo.
Así las cosas, no nos queda otra que amoldarnos a la disponibilidad y recortar algo la ruta.
Decidimos iniciar en Castro Urdiales la primera etapa pero al tener que desplazarnos a la zona con un vehículo de alquiler, éste nos obliga a la devolución en una oficina cercana que no es otra que Bilbao.
Por tanto se tratará de cojer un coche de alquiler en el Prat de Barcelona, viajar hasta Castro Urdiales donde tenemos la primera pensión reservada. Concretamente la Pensión La Mar.
Al llegar al alojamiento tenemos que dejar los equipajes, ataviarnos de ciclistas y retroceder hasta Bilbao para devolver el vehículo. Lógicamente una vez devuelto tenemos nuestra etapa prólogo que será Bilbao-Castro Urdiales que si bien será de menos de 50 km, el cansancio de los preparativos, el viaje de 600 km y los nervios acumulados harán que tampoco sea un paseo.
Esperemos que como mínimo Zeus nos dé un respiro y no nos caiga agua.
Por cierto, me olvidaba de lo primordial. Quisiera dar las gracias a Irene por volver a animarme y dejar que disfrute de nuevo otra de estas aventuras.
No se si tendré tiempo en esta vida en devolverle tanta generosidad. Ella se queda pilotando la nave en Arenys y en esta ocasión con inquilino nuevo: El Chacho.
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