Nos hemos levantado pensando que la experiencia de ayer donde pudimos comprobar que el servicio de maletas está pensado para los Peregrinos, puede trastocar alguna situación a quien va en bicicleta. Es por ello que hemos preparado la maleta tranquilamente pasadas las 9 y nos hemos ido a desayunar al Complexo Xacobeo donde cenamos ayer.
Lo de la Napolitana y el café ha tenido tema de conversación pero nos ha ayudado a que hemos salido a las 10h con toda la parsimonia.
La noche de ayer estuvimos analizando la etapa y los desniveles por aquello de no cometer errores de cálculo de la batería.
Nada más empezar como habíamos elegido, comenzamos a subir directos a San Xil. El empedrado de la pista es digno del Cebreiro en algunos tramos. No obstante lo pasamos rápidamente y llegamos al Km 5, si si 5. Nos quedan 75 y hemos consumido de los 450 m de desnivel de los 1700 de la etapa.
En nada nos vemos en Sarria y me da la impresión que la variante de San Xil a pesar de tener más desnivel es más bonita y fácil que por Samos, que si no hay que la imperiosa necesidad de visitar su Monasterio, es mejor ir por San Xil.
A modo de curiosidad, decir que en Sarria vemos una pareja de bicigrinos en e-bike arrastrando sus monturas, todo apunta a que han hecho el mismo recorrido que nosotros desde Triacastela pero abusando de batería y la han fundido en 19 km. Aviso a navegantes… precaución.
Por suerte el tiempo acompaña que no así el sol y con chubasquero de prevencion vamos avanzando.
Constantes sube y baja nos ayudan a ir pasando el día, alguna bajada para disfrutar pero con algún susto por esquivar a los peregrinos que poca culpa tienen al no escuchar a las bicicletas.
Vamos avanzando y llegamos a Portomarin, la etapa está siendo la más atractiva de las 4 anteriores por paisaje y por las divertidas bajadas entre bosques.
Cuando llegamos al km 50, vemos la necesidad de un refrigerio a modo de Clara de fresca cerveza.
Arrancamos de nuevo en busca de los 30 restantes, constantes sube-baja divertidos nos llevan a Palas de Rey, comienzan tramos de empedradas bajadas que merman nuestras capacidades de mantener firme brazos y cuello. La rígida no es la mejor elección para esta zona.
Finalmente llegamos a Melide, pasando por el puente donde nos remojamos el año pasado con el Bull.
Melide para mi, cuna del Pulpo donde nos dan de merendar unas raciones acompañadas de cachelos y pimientos de padrón, regadas con Albariño.
Paseos por Melide impiden que la crónica salga adelanta hasta este momento. Sin casi las 2 AM y por lo menos tenemos la intendencia de mañana preparada.
Mañana última etapa Melide – Santiago de 55 km. De nuevo a la Plaza del Obradoiro con alguna incógnita que esperamos poder subsanar.
Bye
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